Quizás el legado mayor de la célebre 1984 de George Orwell sea el personaje del Gran Hermano, el Big Brother. Más que un personaje era el ícono del partido gobernante en el Estado totalitario de la novela. Aparecía en murales y pantallas para infundir el temor, ya que era, en teoría, un ser omnipresente que todo lo ve y todo lo vigila. Estaba inspirado obviamente los grandes regímenes totalitarios del siglo XX. Y a su vez inspiró al tristemente célebre reality show que todos conocemos.
Como siempre, la realidad supera la ficción. Y no sólo la supera, también la complementa y la renueva.
Pongámonos en situación: Una fuerza política autoritaria con aspiraciones totalitarias (que durante doce años nunca dejó de demostrar esas características) llega al poder y lo primero que hace es conseguir superpoderes, para darle a su Presidente (en teoría un "moderado") innumerable cantidad de poderes reservados al Congreso.
Al cabo de unos meses llega una pandemia global y la solución para combatir a ese virus hiper contagioso es la cuarentena, obligando a todos los ciudadanos a quedarse en sus casos y a salir sólo en caso de tener una autorización del Gobierno. Al margen de la necesidad de la cuarentena ¿no es acaso algo orgásmico para todo gobierno autócrata? Restringiendo la circulación (y por ende el derecho a protestar). Cerrando el Congreso y con un Poder Judicial dormido. Colaborando con las empresas en crisis otorgando subsidios a cambio de una participación en esas empresas. Las fuerzas policiales con vía libre para hacer lo que quieran, provocando torturas y muertes en distintas provincias. Y obligando a la población a bajarse una app con geolocalización y cruce de datos para vigilar bien de cerquita a los ciudadanos. Si no es un Gran Hermano al menos es un Gran Hermanastro.
Pero me animo a decir que quizás no se trate de un intento de vínculo fraternal. Más bien quién nos vigila busca un vínculo de otro tipo. Más paternalista. Más paternal.
Una Gran Padre, pero no un Buen Padre. El padre tóxico que no deja que su hijo progrese y lo tiene sometido. Un padre que cree que nadie está haciendo un sacrificio (aunque sus hijos estén con cada vez menos ingresos y cada vez más deudas). Un padre que te dice que solamente él te puede ayudar dándote plata y que si te quejás te castiga. Un padre que te dice que no tenés derecho a angustiarte o a ponerte mal, que si te angustiás sos un desagradecido porque él está velando para que no te mueras y peor es morirte. Un padre que te miente diciéndote que los demás están peor que vos (Suecia, Chile, Paraguay) para justificar sus tropelías. En fin, un padre que te mantiene, no te deja salir y si osás preguntar por qué no podés salir te pega y te trata de ingrato. Y es además un padre alcohólico, o mejor dicho, ebrio, pero ebrio de poder.
Por supuesto que todo padre debe disciplinar y de ser necesario castigar a sus hijos cuando es necesario. Pero si el hijo está asustado y encerrado sin poder salir y sólo pudiendo abrir la ventana tras pedir permiso ¿de verdad el padre espera que su hijo no se angustie o no se sienta mal? ¿será que no entiende que "salvar la vida" no justifica anularla totalmente? ¿no tiene manera alguna de inculcarle la importancia de cuidarse sin ser un cretino insensible con aires de dictador?
Todas preguntas sin respuesta. El Gran Padre ha hablado. No llores, no salgas a caminar sin permiso y, si trabajás de lo que te digo, vas a poder ganar algo de plata. Pero eso si: Haceme dibujitos que me encantan.